¿Qué no es tu producto?
Lo que es tu producto o no, no depende de lo que pongas en tu web. Engloba todas tus acciones y comportamiento para compensar tus debilidades.
Últimamente estoy un poco en modo estartapil con mis pensamientos y reflexiones. Esto se ve claramente reflejado en los contenidos que voy publicando esta semana. Espero que los lectores que están más interesados en el tema de blogging no empiecen a huir… 😉
Derechos de foto de Fotolia
Ayer hice la pregunta “¿Cuál es tu producto?” para contar hoy lo que no es. Existe una diferencia importante entre lo que tú piensas lo que es tu producto y lo que percibe tu cliente.
Cómo tu cliente define tu producto
Existe una gran diferencia entre lo que vendes y lo que el cliente te compra. Me explico. Tú te pones a crear una web, haces una descripción de tu producto de la mejor manera posible para evitar malentendidos y aún así no existirá nunca una definición que tanto tus clientes como tú compartís.
Una descripción nunca es exacta. Las palabras siempre dejan margen de interpretación. Si el cliente entiende algo, te contrata por ello y luego se da cuenta que no es así acaba sintiéndose engañado. Da igual si el resto lo ha entendido bien. En función del carácter de este cliente descontento puede llamarte cualquier cosa por lo que lo más inteligente es ceder y mejorar tu texto de venta.
Interpretamos de la manera más favorable para nosotros. Esta en nuestra naturaleza y aunque no nos demos cuenta lo hacemos constantemente con nuestra pareja, nuestros niños, amigos y los clientes. Ellos hacen lo mismo. En este caso no surge la sensación de engaño pero si de expectativas no cumplidas aunque la empresa no tenga tanto la culpa de ello (y nosotros somos conscientes de ello).
Nuestro producto evoluciona más rápido que la web. Una página de venta nunca está actualizada. Bueno, igual durante las 24 primeros horas después del lanzamiento. Un producto se sigue desarrollando constantemente (o por lo menos debería). Cómo el valor aumenta tú tienes la sensación de ofrecer cada vez más con una “promesa inferior” (recuerda que el texto de venta no incluye las nuevas funcionalidades). El problema es que el cliente te va a juzgar igual por esta parte y te va exigir si no funciona aunque “supuestamente” no haya pagado por ello (o por lo menos eso es lo que tú puedes pensar representando la empresa).
Cómo evitar una percepción errónea de tu producto por parte de tu cliente
El problema no únicamente es de percepción o interpretación sino está también relacionado con tu comportamiento. Hablando en plata. La culpa es tuya o nuestra para que veas que estoy siendo solidario contigo. Tampoco quiero generalizar y meter a todos los emprendedores en un bote. Es un punto que se basa en mi experiencia personal y que desgraciadamente repito por segunda vez. Hay cosas que no son tu producto pero sin que lo quieras se convierten en ello.
No hagas cosas extra para compensar debilidades. Cada producto tiene puntos fuertes pero también otros donde flojea. En vez de arreglar y optimizarlo con toda la fuerza, dedicamos una parte de los recursos para hacer cosas extra para contentar al cliente. Para él esto forma parte de tu oferta aunque para ti sea una cosa adicional. Cómo ha pagado por ello (o así lo percibe) empieza a criticarlo si no está satisfecho con el “regalo” y tú sigues sin entenderlo porque piensas que a un caballo regalado no se le miran los dientes.
Asegúrate de tener un mensaje preciso de lo que ofreces. Esto no incluye únicamente tener la web actualizada sino también asegurarse que tu equipo y/o colaboradores cuenten todos las misma historia. El mensaje tiene que estar unificado en cualquier momento para evitar cualquier tipo de confusión por parte del cliente.
Haz un producto sencillo. Sobre todo al principio. Ya tendrás todo el tiempo del mundo para añadir más complejidad. Por muy sencillo que sea, haz que eso lo haga a la perfección. Es uno de los consejos y frases que tendré que releer próximamente muy a menudo porque es algo que más me cuesta. Siempre quiero dar 2 o 3 pasos a la vez sin haber terminado el primero.
Hay que ser consciente que lo que quieres que sea tu producto no lo comunicas únicamente a través de un texto en tu web. Es el conjunto de tus acciones y cosas que haces para tus clientes. A partir del momento donde empiezas a añadir cosas extra (aunque quieras o no), estás empiezan a formar parte de tu oferta de alguna manera.
Eso es todo de momento. Me voy que tengo que seguir currando un poco… 😉
Otro detalle que se nos pasa a menudo por alto es llevar el blog por un lado y el twitter (o cualquier otra red social) por otro. De esta forma, acabamos despistando al posible cliente ofreciéndole productos dispares…
En el caso de #Jerby, hay un sutil equilibrio entre el hacktivismo y el #15M…
@empleopositivo
Gran post, con 2 puntos que me han llegado muy mucho.
Si los emprendedores nos diéramos cuenta cada día, antes y durante las conversaciones con los clientes que aún estando satisfechos, siempre necesitan más, para NO darles otros servicios gratis, para supuestamente equilibrar alguna deficiencia, ya hemos triunfado!
Y el segundo, si ponemos en práctica el “menos es mas” tendríamos un PRODUCTO!
Tener un producto sencillo, hace posible comercializarlo con garantías, por ser estable, con características concretas y operativo. Y ya en el tiempo sumar nuevas ventajas.
Good job!