Cuatro meses con ayuno intermitente – actualización de observaciones

Ya van 2 meses más con el tema del ayuno desde que empecé. Esto son los cambios que estoy observando.

Parece que el ayuno intermitente ya ha formado parte de mi rutina diaria. Al menos de lunes a viernes porque el fin de semana lo pauso para poder comer de forma “normal” con la familia. La última vez surgió un comentario de que si esto igual se llamaba “ayuno prolongado”. Dado que se trata de menos de 24 horas todavía se trata de un ayuno intermitente. En caso de ser de varios días pasaría a llamarse “prologado” eso al menos ha sido mi conclusión tras investigarlo rápidamente. Si me equivoco me corrijes. 🙂

No voy a repetir las conclusiones de la primera vez porque en si no han cambiado. Lo que si haré es destacar lo más relevante y lo que ha cambiado en comparación con el primer post.

He vuelto a recuperar peso

En las primeras semanas es verdad que había perdido algo de peso. Estamos hablando de 2 kilos. Dado que nunca he pesado mucho era significante. Mi estrategia fue ingerir el máximo posible de calorias durante la cena. También es cierto que no como lo que igual se podría denominar 100% sano pero sin duda no como lo que yo considero comida basura (p.ej. comida procesada). Después de la cena y sobre todo en el inicio acababa siempre muy lleno.

En las últimas semanas ya no como tanto en comparación pero parece que mi cuerpo se ha acostumbrado a este ritmo y/o le saco mejor provecho a las calorias que recibe. No me peso con frecuencia pero a nivel visible ves cuando vuelves a tener grasa en partes del cuerpo donde hace poco no tenías.

La experiencia de comer es muy buena

En la fase inicial surgía varias veces al día el pensamiento de que tenía ganas de comer aunque fuese breve y pasajero. Esto últimamente se ha reducido a prácticamente cero. También es verdad que mis días pasan rápido. Demasiado rápido si me preguntas.

En la cena como con ganas. Vamos, no sorprende estando 23 horas sin comer. Si lo comparo con el fin de semana noto que hay una diferencia importante. El fin de semana nunca tengo la sensación de tener ganas de comer y después de cada comida tengo siempre la sensación de estar lleno. Aún asi esto ya no lo cambiaría porque la experiencia de comer en familia compensa con creces este efecto.

En resumen: el ayuno intermitente es para mi. Me siento mejor. Gano tiempo y estoy más centrado durante todo el día. Apenas me canso aunque no me cuesta dormir. Seguiremos. A ver qué tal las conclusiones después de 1 año.

Stay tuned.

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