Ser el mejor es pasajero
Ser el mejor está sobrevalorado en nuestra sociedad. Tenemos que empezar a pensar más en el largo plazo en vez de buscar la cima que te quema.
Me considero una persona altamente competitiva. Soy un mal perdedor aunque con los años he aprendido a disimular mejor este aspecto no demasiado positivo de mi carácter. Debo confesar que me gusta ganar e incluso tener la ilusión durante estos breves instantes de locura de ser “el mejor”. Si, lo sé, soy débil… 🙂
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Muy pocas personas llegan a ser los mejores dentro de lo que hacen. Expresa evidentemente que todo el resto que se mueve en el mismo campo lo hace menos bien. Ser el mejor en un deporte, en el negocio, en el cine, en la música, etc. es increíblemente difícil. Según el nicho destacar como el número uno significa dejar atrás a cientos de miles o incluso millones de personas.
La probabilidad de que tu hijo que acaba de empezar a jugar al fútbol sea el mejor del mundo en algún momento es 1:100.000.000. Con estos datos es curioso lo poco que se valora en nuestra sociedad ser el segundo. A veces tienes la sensación que se está hablando de un perdedor cuando este ha mostrado ser mejor que el 99,999999%. Hubo uno que le ganó pero sigue siendo un logro increíblemente difícil de conseguir y por lo tanto admirable.
Da igual si eres primero o segundo. Será únicamente temporal. Nunca puedes ser el mejor durante todo el tiempo. Cuando te nombran el número en alguna disciplina ya estás dejando de serlo. Muchos irán por ti porque querrán superarte. Tarde o temprano lo conseguirán. Es inevitable.
Llegar a ser el mejor te quema. Será un esfuerzo sobrehumano llegar ahí (si llegas, claro). Después de estar en la cima una segunda posición ya no tendrá ningún valor para ti. Abandonarás el campo y se queda el mal gusto que tus mejores tiempos ya los has dejado detrás de ti.
La obsesión con ser el número 1 puede ser destructiva. No es una visión a largo plazo sino más bien lo contrario. Es un esprint que se acaba en algún momento porque ya no tienes fuerzas para seguir adelante.
Con los años he aprendido a valorar la constancia más que ser el mejor. Significa estar siempre ahí y darlo todo. Significa aceptar también que haya algunos mejores que tú. Algunos llegan a la cima, caen y luego desaparecen cuando tú sigues estando ahí. No tiene nada que ver con ser mediocre por no llegar a ser el número sino más bien todo lo contrario.
La constancia con el tiempo te ayudará destacar sin destacar. Ser el mejor es un esfuerzo que no siempre tiene la recompensa merecida. Es más el orgullo propio que otra cosa. Ser constante en cambio te hace ver las cosas de manera más relajada. Da igual lo que los demás hagan. Tú no te vas a volver loco por ello porque es muy probable que los “sobrevivirás” a todos…
¿De verdad eres tan competitivo? 😉
Ser el mejor¿ Cómo se mide eso? Me parece algo muy subjetivo y no tan fácil de valorar.
Para mi el mejor es aquel que deja huella. Cuando ya no esté la gente le recordará por haber aportado un beneficio a la sociedad.
Pd; excuse me 😉