La buena vida del emprendedor
Hoy es mi último día de vacaciones. Estamos en un sitio espectacular en primera linea de playa pero ya se está acabando lo bueno.
Hemos tenido suerte de encontrar este sitio para pasar los últimos días de vacaciones. Estamos en primera linea de playa en un sitio que en verano cuesta 400 euros al día. Estamos en temporada baja por lo que hemos conseguido este sitio por mucho menos. Nosotros estamos viviendo unas vacaciones de verano sin el calor aplastante pero con el sol del siempre. Es una combinación perfecta. Somos una familia afortunada.

Estando sentado ayer rodeado de amigos me preguntaba si me merecía toda esta buena vida. Todavía no estoy seguro de haber trabajado lo suficiente para vivir estos momentos privilegiados. Es verdad que el año pasado ha sido “durillo”. Este año empieza una fase donde aumentamos la apuesta. Es un todo o nada. Si esto no funciona corro el riesgo de perder todo y más. Mi futuro y el de mi familia depende de estos próximos meses.
La cosa puede salir bien o puede salir mal. Si sale bien la calidad de vida aumentará porque tengo que meterme menos caña para sacar adelante faena. Desde fuera únicamente verás el resultado final. Ves a una persona al que le ha ido bien pero desconoces el camino. Está bien que los estén económicamente bien paguen sus impuestos y con ello apoyen el resto de la sociedad. Lo que no está bien es exigir que paguen proporcionalmente más que el resto. El riesgo que la mayoría de los emprendedores asume para al final tener una buena vida es muy superior al trabajador por cuenta ajena. Es algo que se debe premiar y no penalizar.
Si te va bien como emprendedor no te olvides de todos los que han estado ahí para llegar a ese punto. No tiene sentido llegar a ese punto si el resto que te ha acompañado en ese camino no haya subido igualmente dos o tres escalones a nivel de calidad de vida. No es cuestión de ganar dinero es cuestión de mejorar el estatus quo del máximo número posible de personas.
Stay tuned.