¿Cuánto tiempo tienes en tu negocio para pensar?
¿Cuánto tiempo al mes, por semana, al día le dedicas a pensar en tu negocio? Si la respuesta es cero puede que a corto plazo tengas un problema.
Si te soy sincero yo en este momento no tengo tiempo para pensar. Es cero. Nulo. No existe. Mi día a día es delegación y ejecución pura. Imagínate una parodia de un gerente ocupado al que le suena continuamente el móvil y que está un poco tenso porque la situación empieza superarle. Pues ese soy yo.
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En una rueda de hámster y sin tiempo para pensar
Está claro que la cosa no puede seguir así. Ya no te digo por tener tiempo para pensar sino más bien para mantener la salud mental. Es cierto que me divierto con todo lo que estoy haciendo pero también esta felicidad tiene un precio que se paga tarde o temprano. Por suerte estoy todavía a tiempo de frenar esa rueda de hámster en la que me he metido sin darme cuenta.
Fue a través de varias conversaciones que me di cuenta. Una de las preguntas recurrentes fue esta. “¿Pero tienes tiempo para pensar?” Y mi respuesta fue que no tenía respuesta. Lo de dejar huecos para “no hacer nada” supuestamente no era un buen uso de mi recurso más valioso: el tiempo. O eso pensaba hasta hace poco.
Conclusión: hay que hacer hueco para tener tiempo para pensar. Hay que quitarse de la mente que se trata de tiempo no productivo. Es más bien todo lo contrario. En vez de curar únicamente las heridas, hay que dedicarle tiempo a evitarlas. Absolutamente todo en los negocios es mejorable. Lo único lo que te impide hacerlo es no buscar las deficiencias para evitar tener que trabajar en ellas.
Cuando te pongas a pensar responde a estas preguntas
La base de todo es una buena planificación que empieza con el orden en la organización dando igual si es una start-up o una empresa tipo Zara o Telefónica. Las mejores estructuras no son aquellas que son las más rígidas sino aquellas que permiten flexibilidad y se adaptan. Flexibilidad implica movimiento por lo que hay que dejar espacios donde este pueda ocurrir.
Cuando te dedicas a pensar no se trata de soñar como te vas a hacer rico y famoso con tu start-up sino más bien tener los pies bien en la tierra. Estas son algunas preguntas que deberías hacerte.
- ¿Estoy donde quiero estar? ¿Hacía donde evoluciona el mercado y hacía donde voy yo?
- ¿Tengo los recursos internos para competir y destacar? Si no los tengo. ¿Los puedo conseguir?
- ¿Estoy trabajando lo suficiente en mis debilidades o me estoy relajando en mis logros del pasado?
Estas son algunas preguntas básicas que tienes que responderte primero a ti mismo y luego debatirlas con el equipo. No cometas el error de dar la sensación que cualquiera pueda decidir. Se trata más de consultar pero al final tienes que decidir tú incluso si esto es ir en contra corriente. La opinión popular no siempre es la forma correcta de tomar decisiones aunque está claro que hacer lo contrario requiere algo de valor.
Pensar es clave para cualquier negocio. Las respuestas a las preguntas deben primero ir en un Excel con una planificación financiera de al menos 12 meses. Teniendo inversores siempre tenían que cubrir un horizonte de 5 años pero sinceramente esto era más para ver si seguías siendo ambicioso que para sacar datos exactos. Planificar con exactitud un año ya me parece todo un reto y es poco probable que lo consigas.
Aun así ese ejercicio es necesario para ver si vas por el buen camino. La base es tener el tiempo para pensar. Es la clave de todo. Si te encuentras en una rueda de hámster tira del freno. No te va a llevar a ninguna parte.