Cosas que he re-aprendido ayer visitando un rastro con mi madre
Mi madre está pasando unos días con nosotros. Le gustan los rastros y ayer pudimos por fin ir a visitar uno. Esto son las lecciones que he (re-)aprendido.
Ayer fuimos al Ikea. Esta vez no fue para comprar muebles sino para visitar un rastro con mi madre que se organizaba en el parking. Mi padre está pasando unos días con nosotros y le encantan los rastros. Aquí encuentras las cosas que luego vende en sitios como Wallapop. Ya te lo imaginas. El gen de compra-venta por ahí. Tuve la oportunidad de aprender y re-aprender algunas lecciones básicas sobre los negocios y la vida.

No hace daño ser amable
Hay una diferencia importante entre aquellos vendedores que te tratan muy bien y aquellos para los que eres más o menos indiferente. Esas pequeñas cosas como desear un buen día, dar las gracias, etc. hacen que te sientas bien y recuerdes las personas mejor. Hará que en un futuro querás comprarle otra vez a ese mismo vendedor incluso si fuese un poco más caro que otros que no te caigan tan bien.
El “no” ya lo tienes
El rastro es de negociar precios. En casi todo hay un margen hacia abajo. En nuestro caso junto con el rastro había un mercadillo donde también se vendían cosas nuevas, comida y flores. Ahí los precios no eran negociables. No para mi madre. Antes de volver compramos tres paquetes de palomitas para los peques. Uno salía por 2 euros. “¿3 por 5?” le preguntó mi madre a la vendedora de palomitas. “Vale, sí, está bien”, le respondió. “Ves, 1 euro ahorrado”, me sonrié mi madre al alejarnos de ahí con los tres paqueste de palomitas en la mano. Yo lo digo pero a veces me olvidó. El “no” ya lo tenemos muchas veces. Por miedo en ocasiones no hacemos las preguntas importantes.
El coste de vender
En un rastro ya sabes que encuentras de todo. Había también gente vendiendo exclusivamente cartas de Pokémon. Por curiosidad también pregunté costes de algunas cartas. Los precios eran más altos de lo que estaba dispuesto de pagar pero eso al final fue algo bueno. Todo lo que compró no tiene únicamente el coste de la adquisición sino también el de la venta. Para que merezca la pena siempre es mejor comprar en cantidades. Hay un coste de dar de alta, empaquetar, enviar, gestionar, etc. Eso también hay que contabilizarlo y no únicamente el beneficio que se puede conseguir con una sola venta.
Hay cosas que uno ya sabe pero que vienen bien que te las recuerden de vez en cuando.
Stay tuned.