Cabrearse menos, de vez en cuando
Las emociones negativos en forma del cabreo forman parte de la vida de cualquier ser humano. Hay personas que saben afrontarlo en vez de venirse abajo.
Cómo cabrearse menos. Buena pregunta, diría yo. Aunque seas la persona más tranquila del mundo, puede haber varios momentos durante la semana o incluso del día donde hay una cosa que te ponga de mal humor. Algunas incluso te llegarán a cabrear. Típicamente es una sensación desagradable de injusticia que traspasa cada fibra de tu cuerpo. Cuando el impulso es intenso puede incluso provocar ganas de gritar o llorar.
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Me he dado cuenta que las personas que menos conflictivos son, suelen tener más momentos de cabreo porque no tienen escape de salida para esta energía negativa. Intentan esconder sus sentimientos porque no quieren admitir que están cabreadas. Creo que he desarrollado un sexto sentido para ello con el tiempo. Eso o igual me ocurre únicamente a mi por lo que pienso que otros funcionan igual. En realidad cabrearse menos de vez en cuando es menos complicado de lo que uno pienso.
Lo que mejor me funciona es cabrearme un poco de vez en cuando. No es recomendable acumular demasiada energía negativa antes de de dejarla escapar. Una de las mejores tácticas es expresar su malestar cuando surge. Es algo muy poco común en la cultura española y menos en la latina. Es bastante curioso porque no nos cuesta demasiado mostrar nuestros sentimientos positivos. Los negativos nos los quedamos para nosotros hasta que llega el momento de la explosión (o implosión).
No cada situación requiere cabreo sino en ocasiones puede ayudar dejar pasar tiempo. No siempre te das cuenta que el problema en realidad lo eres tú. Una buena forma de averiguarlo es dejar pasar un poco de tiempo. 24 horas puede ser un plazo razonable. Si después de un día el nivel de cabreo desciende a prácticamente cero puede que no sea para tanto.
Tu nivel de estrés afecta de forma negativa tu humor. Cuando estás bajo presión es más fácil ponerte de los nervios que cuando estás relajado. Un equilibrio puede ser la meditación. Hace tiempo me propuse de ponerme con ello pero debo admitir que he fallado. Una cosa es decirlo y otra ponerse con ello evidentemente. Mi forma preferida de meditar es el deporte. Sigo pensando que correr y en especial prepararte para una maratón te pueden ayudar a lograr cualquier cosa en tu vida. Es cuestión de convertir retos en hábitos. Correr forma parte de mi vida. Es mi forma de encontrar equilibrio.
Vivir una vida más equilibrada haciendo menos cosas. Mi estilo de vida consiste en combatir el estrés con agotamiento físico. Otra forma sería evitar que surjan niveles de estrés elevados en tu vida. Estos suelen tener como consecuencia en muchos casos una dieta poco saludable (bebidas dulces, cafeína, comida rápida, etc.) y/o el consumo de “drogas” del día a día como el tabaco o el alcohol. No cuidarse en todos los aspectos siempre tiene un impacto negativo en nuestro bienestar en general por lo que es más fácil cabrearse por cualquier tontería.
En la “gestión del cabreo” existen diferentes formas de actuar. Se podría resumir en afrontarlo, combatirlo y prevenirlo. Cada uno tiene que elegir el modo que mejor le funcione. Con el estilo de vida que llevo actualmente lo veo complicado llevar jornadas más relajadas por lo que prefiero afrontarlo y combatirlo siempre que sea necesario. Lo más importante es nunca permitir que llegue a un nivel que produzca un malestar que afecta la salud y el humor a largo plazo. Hay que saber canalizar estas energías y utilizarlas para crear algo positivo en vez de dejarse hundir con pensamientos negativos.
Cabrearse está al alcance de cualquier idiota. Pero cabrearse lo justo, en el momento preciso y con la persona adecuada es todo un arte.
Saludos Carlos. Concuerdo en que es bueno cabrearse de vez en cuando. Es como una válvula de escape, y hasta puede ser saludable. Prefiero cabrearme un rato y dejarlo ir, a guardar el malestar y que luego redunde en problemas de salud.
En mi opinión, no hay nada más sano en un matrimonio que una buena y fuerte discusión cada ciertos meses. De esas que el/la vecino/a si la oye me imagino que se queda flipando (también yo aguanto su puñetero perro y me lo callo, como me callo cuando está todo el maldito día gritandole a los niños, cuando a ellos casi no les oigo…digo yo que el problema no serán ellos entonces). La clave es que la discusión sea equilibrada, que las brutalidades que suelte por mi, en ese momento, salvaje boca, sean del mismo nivel que las que ella me suelta a mi. Todo sale a la luz, y es como hacer una cura de salud. Al día siguiente una paz mental brutal. Es la fórmula secreta. Al menos eso creo, y a mi me funciona, y llevo con ella casi 15 años, y tan bien como el primer día.
Buenas conclusiones al análisis de una situación que se nos da cada día
a la mayoria de nosotros. Personalmente me he identificado con tu manera de
canalizar los nervios, el cabreo reprimido durante el día o la semana con el ejercicio.
A mi me va fantásticamente bien salir al monte a correr toda una mañana de domingo
y sesiones en el gimnasio entre semana, lo recomiendo a todas/os!!