Lo que he aprendido en los últimos 13 años sobre equipos en start-ups
Llevo 13 años montando start-ups y equipos que las llenan con vida. Ideas y negocios se me dan más o menos bien. Sobre personas sigo aprendiendo cada día.
El ser humano es una construcción frágil. Se cansa, funciona en general mal bajo presión, se resiste a cambios (necesarios), enferma, es emocional, etc. Desde el punto de vista de ingeniería podrías decir que posiblemente no hemos pasado todavía de una versión inicial en prototipo.
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Por otra parte también tiene “funcionalidades” sorprendentes. Puede dar muy buenos resultados trabajando en grupos, se levanta cuando le dan una paliza, ayuda desinteresadamente, empatiza con los demás, etc.
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La complejidad de gestionar equipos en una start-up
Por muchos “defectos” que podamos encontrar, vamos a encontrar más virtudes que las compensan. En cada persona existen ambos lados. Es como el Yin y el Yang. Hay un equilibrio invisible. El reto de cualquier fundador de una start-up es activar las “funcionalidades” en los momentos adecuados con la intensidad que requiere cada situación.
Falta de experiencia del fundador
Uno de los principales problemas en mi caso fue la falta de experiencia. Tenía 28 años y gestionaba a 40 personas. Como mucho tuve anteriormente un becario compartido a media jornada a mi cargo. Te afrontas a una situación completamente nueva que no sabes manejar. Esto no se aprende en los libros o leyendo posts ni viendo vídeos en Youtube. La experiencia rellena los huecos que nunca acaban de existir.
Falta de empatía del fundador
Otro problema grave es la falta de empatía del fundador de su equipo. Lo “gracioso” en mi caso es que al principio mi interpretación fue justo la inversa. Me cabreaba por la falta de empatía que tenía mi equipo con mi situación. Tuve que aprender que sus asuntos son tan importantes como los míos. En un caso se puede tratar de cuando tomar las vacaciones y en el otro de cuantos días de caja le quedan a la empresa. No es el problema de los trabajadores encontrar financiación para la start-up. Es la tuya, tú has elegido esa responsabilidad ahora no esperes que ellos la compartan contigo.
Cosas que he aprendido en 13 años sobre gestionar equipos
Lo dicho. Personas no son mi especialidad aunque lo deberían ser. Es un tema que posiblemente no voy a parar de aprender nunca. Es fascinante y frustrante al mismo tiempo. La regla es que no hay regla y que las cosas nunca serán sencillas a partir del momento cuando aparte de ti allá más personas trabajando en tu start-up.
Las cosas nunca se harán como tú quieras
Cuando delegas tienes que aceptar una cosa. Las cosas nunca, repite conmigo, nunca se van a hacer al 100% cómo a ti te gustaría. Siempre habrá al menos un matiz que hubieras hecho diferente o que no te ha dejado contento al 125%. Cada persona es diferente. Nadie es como tú. Es imposible, no busques más, tú ya existes.
Tus objetivos no son los de tu equipo
Nadie nunca verá tu empresa como la ves tú. Nadie estará dispuesto por mucho que le pagues hacer el sacrificio que estás dispuesto de hacer tú. Por mucho que lo intentes tus objetivos nunca serán los mismos que los de tu equipo. Lo que buscas es un emprendedor pero esos ya están todos fichados por sus propias start-ups porque fichar para un tercero no es una opción para ellos.
Después de tantos años he llegado a una conclusión. Por mucho que tu equipo trabajo y por muy buenos resultados que te den, no vas a estar nunca del todo satisfecho. Y eso no tiene que ser algo puramente malo. El emprendedor siempre lleva dentro de sí un estado natural de descontento. El hecho de no conformarse nunca con un estatus quo hace que las cosas avancen. Es lo que el emprendedor exige de si mismo cada día. Es lo que en consecuencia también espera de su equipo. Una evolución hacia mejora continúa. Siempre más y nunca menos.