El arte de cerrar un negocio a tiempo
Montar un negocio desde fuera sigue teniendo cierto aire romántico. Desde dentro te digo que es más bien todo lo contrario.
Después de años (?) he vuelto a ver ayer la televisión (alemana). Ví uno de estos documentales donde grupos de personas se lanzan a la aventura de encontrar oro. Hay mucho parecido con emprender un negocio. Sobre todo las frases me sonaban. Incluso llegué a asusturme un poco porque yo muchas veces utilizo las mismas.
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Todos los grupos tenían algo en común. Estaban muy lejos de los objetivos que se habían planteado y muchos de ellos al borde de la bancarrota. Además ya se acercaba el fin de la temporada y no tenían apenas margen de darle la vuelta a la situación. Aún asi ninguno de ellos tenía pinta de parar con lo que ya estaba pareciendo un reto imposible. Una y otra vez se decían estas frases ya casi como un mantra. “Hay que seguir teniendo fe”. “No podemos abandonar ahora”. “Si fuese fácil, todo el mundo lo estaria haciendo”.
Viendo el documental me dí cuenta que tengo momentos como emprendedor donde soy una de esas personas en búsqueda de oro desesperada. De hecho en mi primera start-up Coguan tardé tres años en dar el paso para abandonar un barco que ya no iba a ningún puerto.
Muchos de los que somos emprendedores no queremos asumir la opción de cerrar un negocio por todo lo que conlleva. Responsabilidades bancarias y con hacienda por tener avales personales y haber retrasado pagos hasta el no poder más, quedar mal delante de la familia y amigos y lo peor de todo tener la sensación que has defraudado a muchas personas y no estar a la altura de tus propias expectativas.
Al principio de cada negocio debería haber una especie de stop-loss igual que en la bolsa. Cuando hayas pasado esa raya debes cerrar friamente el negocio. Prácticamente nadie sería capaz de actuar de esta forma pero estoy seguro que en el 95% de los casos podría evitar consecuencias graves para los emprendedores afectados.
Yo tuve la suerte de poder cerrar un negocio sin tener un lastre financiero enorme que no me permita volver a levantarme. Es lo más importante cuando emprendes. Dejarse siempre la puerta abierta para en el peor de los casos poder volver a empezar desde cero.