Decir la verdad no siempre es una solución
Decir la verdad es la mejor solución. Por lo menos es lo que pensaba siempre. En ocasiones asumir la carga del problema puede ser la mejor solución.
Soy de los que dicen las cosas a la cara. No me gusta criticar detrás de la espalda de nadie pero siempre hay momentos donde lo haces y cuando te das cuenta te sientes culpable. Una buena convivencia consiste en decir las cosas como son. Siempre. Da igual si se trata de tu pareja, un amigo, tu hermanos o quien sea.
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Así es como pensaba hasta hace poco. Es cierto también que la verdad duele. Muchas personas no son capaces de asimilar la realidad. Recibir un feedback sincero puede llegar a ser cruel y destructivo aunque la crítica no lo sea. Hay que ser consciente que todos funcionamos de manera diferente.
Algunos se hacen más fuerte cuando caen al suelo y luego se levantan. Hay otros que simplemente se caen y no se recuperan del daño causado. ¿Siempre es necesario esta cruel lección para alguien que sabes que no tendrá la fuerza para recuperarse fácilmente? No siempre las típicas frases de motivación sirven para todo el mundo.
La verdad no siempre tiene que ser la mejor solución. A veces conviene más convivir estando un poco descontento pero sin que te afecte el humor o la felicidad de forma constante. Decir las cosas a la cara puede ser una forma egoísta de querer solucionar un problema que igual requiere un trato diferente.
No todo tiene siempre solución. Asumir la carga del problema en ocasiones puede tener más sentido. Ojo, no digo que hay que evitar siempre problemas cuando surjan. Hay que analizar en detalle cada caso y sobre todo estimar el impacto negativo que puede crear en una persona afectada.
Esto no es un mundo donde domina el más fuerte. Han llegado los tiempos donde sobreviven aquellos que son capaces de mejor mantener el equilibrio a pesar de toda la carga que llevan encima. Querer quitarse de ella puede hacer que todo de repente se rompa en mil pedazos aunque tú seas suficientemente fuerte para sacar adelante cualquier cosa. El mundo no depende de ti únicamente sino también de cómo tratas a los que te rodean y forman contigo un equilibrio temporalmente más o menos estable. Decir que “eso no es mi problema” no es la solución porque al final si lo es. ¿Qué ganas y cuanto pierdes? Analízalo bien antes de tomar una decisión…
Excelente post… Interesante para generar reflexión… Una invitación a indagar dentro de sí sobre una temática que, muchas veces, pone a la mayoría de las personas en 3 y 2, o lo que es lo mismo decir: entre la espada y la pared… Para mi, además de reflexionar, decidir qué hacer al respecto y pasar a la acción es hacer un uso emocionalmente inteligente sobre un tema como este.
Por una vez, no puedo estar de acuerdo al 100%. Creo que siempre se puede decir la verdad a la cara. De hecho, creo que es lo mejor que se puede hacer. Otra cosa muy distinta es elegir el momento en que decirla y el cómo.
Es verdad que lo que vale para uno, no sirve para otras. Cada persona tiene su carácter, su experiencia y sus sentimientos. Eso hace que le pueda afectar de una manera u otra. Por suerte, las personas contamos con capacidades como la observación, la empatía y la reflexión.
Es un tópico pero, hacer el ejercicio de pararse a pensar un segundo como tenemos que decir lo que tenemos que decir puede ayudar al bienestar de todos. Incluso el de algo tan abstracto como es la verdad.
Si llegan los narcos o la autoridad a tu casa, preguntando si hay un miembro de la familia, que lo andan buscando, ?Lo delatas o no?
La moral dice “siempre hay que decir la verdad”; pero ?que dice tu corazón?
Mentir u omitir la verdad no es bueno en ningún ángulo. No permite avanzar. Las cosas son como son, no como alguien quiera que sean. Sin dudas eres de mercadeo y se te entiende, pero lo contrario a ello, son argumentos baratos, que, a la larga no edifican ni hacen reflexionar. ¿Bravo de qué? Sólo hay un montón de ydyøtås como focas secundándote, sin analizar, como siempre…