Por qué tener dinero par invertir en un proyecto fue un problema para mi
Los que emprendemos en ocasiones pensamos en cosas que nos podrían facilitar la vida. “Si únicamente tuviese 10.000 euros para invertir...”.
Con 28 años recibí 500.000 euros para lanzar mi start-up Coguan. Fue en un momento de mi vida donde todavía tenía muy poca experiencia como emprendedor. No sabía nada sobre montar un proyecto online y menos sobre dirigir equipos.
Derechos de foto de Adobe Stock
Todo eso me faltaba pero al menos al principio tenía una cosa de sobra: dinero en mi cuenta bancaría. En vez de ser la solución para todo fue, ahora mirando atrás, una de las razones por las que Coguan fracasó. No tuve la oportunidad de vivir las dificultades típicas de pequeño emprendedor que lanza su proyecto online que ahorra cada euro para reinvertirlo.
En consecuencia empecé a gastarlo. No para mi realmente. De hecho una de las primeras cosas que hice fue cortarme un 30% de mi sueldo porque no necesitaba más. Invertimos en personas hasta que en un momento dado había hasta 40 personas en nuestras oficinas startuperas cerca de Plaza de España en Madrid.
Estaba claro que en un momento dado hemos empezado a tener problemas graves de financiación. Recuerdo un día haber recibido un cheque de 450.000 euros que en vez de reflejar 450.000 euros en nuestra cuenta bancaría, el día siguiente ya únicamente eran 300.000 euros por todos los pagos pendientes que teníamos. Por suerte cuando tuvimos que cerrar lo hicimos pagando a todos nuestros pequeños y medianos webmasters. Quedaron facturas pendientes de Google, Salesforce y otro gigante más a los que no les hizo demasiado daño no haber cobrado ese dinero de nosotros.
Mis próximos proyectos han sido justo lo contrario gracias al aprendizaje previo. Desde entonces le doy 3 vueltas a cada euro gastado. Sé lo complicado que es ganar dinero por lo que todo empieza por no incurrir en costes. “Todo lo que no gastas, no lo tienes que ingresar”. Todos lo que han vivido en España como emprendedores además saben que hay una diferencia importante entre facturar y cobrar.
No aprender a gestionar el dinero como se debe fue un inconveniente. Hubiera sido mejor para mi no haber recibido financiación para el proyecto desde el momento cero. No estaba obligada a tratar cada euro como si fuese el último que iba a pasar por mis manos. Mi equipo en plan broma muchas veces me llaman “tacaño” porque incluso en los pequeños gastos pregunto tres veces si realmente es necesario gastar ese dinero. Es mucho más fácil ahorrar que cobrar.
Es una de aquellas cosas que he tenido que aprender con palos. Hoy en día lo tengo grabado con fuego. Si me gustasen los tatuajes posiblemente tendría esa frase en mi frente. Por suerte no me gustan… 😉
Si empiezas un proyecto, hazlo con poco o nada de dinero. Es la mejor forma para aprender a gestionarlo. Te sigo contando.
Stay tuned.