Las olas de frustración del emprendedor y la importancia de cuidarse
Nada viene fácil. Posiblemente ya lo hayas escuchado antes. Una cosa es que te lo cuente y otra es vivirla día a día como emprendedor.
El lunes de esta semana lo he empezado mal. El fin de semana ha sido demasiado intenso. No por trabajo o actividades varias sino por las horas invertidas pensando en el negocio. No he podido dejar de pensar en ello. No hubo desconexión.
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En plena campaña de Navidad me alcanzó una de esas olas de frustración. No porque las cosas iban mal sino más bien porque no iban tan bien como me hubiera gustado.
Son pequeños eventos que te pueden cambiar el ánimo. Tu fuerza, energía y empuje diario es todo lo que tienes. Lo vas a necesitar durante mucho tiempo porque esto va para largo y no es nada fácil vivir de tu propio negocio.
Muchas cosas influyen: comer bien, hacer deporte, desconectar, etc.
El martes las olas en vez de tumbarme me permitieron surfear en ellas. Ventas en Ebay, Amazon y la tienda online superaron los antiguos récords y no puedes evitar estar otra vez de buen humor y sentir esa fuente de energía que te parece inagotable en momentos de euforia.
Mi conclusión tras 13 años de emprendimiento.
Estar motivado no es suficiente y ser disciplinado tampoco es garantía de éxito. Si buscas un camino seguro a lo que llaman “éxito” ya estás perdido antes de buscar. Tiene que gustarte más que otra cosa el proceso de llegar al destino que el hecho de realmente alcanzarlo.
Tienes que tener cuidado de no quemarte lentamente sin darte cuenta. Esto no es para cualquiera. Emprender es duro y te tiene que gustar que de vez en cuando en vez de palmaditas en la espalda te caigan bofetadas en la cara.
A cuidarse se ha dicho.