Errores que he cometido a la hora de cerrar acuerdos

¿Quieres conocer mis principales errores que he cometido a lo largo de estos últimos 10 a la hora de cerrar acuerdos? Te presento mi top 3.

A lo largo de estos últimos años me han tomado muchas veces el pelo. Por lo menos eso es la sensación que se te queda cuando has acordado una cosa con una persona y luego no se cumple tal como te lo esperabas. Al principio era algo invisible pero cuando veo mis entradas en el espejo pienso que me lo han tomado de forma literal.

acuerdoDerechos de foto de Adobe Stock

Resumiendo he cometido estos errores en los últimos años.

No dejar las cosas por escrito

Una de las cosas más importantes a la hora de cerrar un acuerdo es dejar las cosas por escrito. De esta forma nadie puede decir que eso no es lo que se acordó. “No, mira, aquí lo tienes, firmado por ti.” El problema es que muchas veces la pereza nos gana y pensamos que eso no hará falta porque son “buena gente”. Claro, hasta que dejan de serlo.

Ceder demasiado

A veces tienes tantas ganas de cerrar un acuerdo que te alejas demasiado de tu objetivo. Te olvidas de tus propios intereses y del por qué iniciaste las negociaciones. Tienes miedo de quedar mal y cedes cuando lo mejor en ese caso hubiera sido no llegar a ningún acuerdo.

Apretar demasiado

También te puede ocurrir justo lo contrario. Cuando tienes la sensación que la otra persona quiere a toda costa cerrar ese acuerdo puede que de forma consciente o inconsciente te aproveches de la situación. Cuando la otra parte no saca el mismo beneficio que tú surge un desequilibrio que es tóxico para una sana relación a medio y largo plazo.

La culpa de esto no siempre se la puedes echar al otro bando. En ocasiones eres tú el que simplemente no ha pactado bien. Luego uno se puede quejar si las cosas no salen como previsto.

Al final siempre decides en función del dolor percibido. Si en el momento de cerrar tienes mayor incertidumbre probablemente eres capaz de invertir un poco más de esfuerzo para dejar las cosas por escritas y asegurarte más de una vez que las expectativas por todas partes estén 100% claras. Cuando no percibes ese riesgo ganará la pereza. Luego hay que darse hostias una y otra vez para hacerlo bien desde el principio. Por lo menos mi trayectoria se resume un poco así.

Aun no soy del todo un caso perdido. O eso espero… 😉

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